sábado, 18 de diciembre de 2010

FIN DE LA HUELGA EN BILBOBUS


Veolia rectificó tras una reunión maratoniana con el concejal Abaunza
El Consistorio dice que el millón de euros que costará la subida salarial a la empresa no repercutirá en las arcas municipales

26.11.10 - 02:46 - GUILLERMO ELEJABEITIA | BILBAO.



BALANZA DE EGUSKIZAGA
Los trabajadores pedían...
Salarios. La plataforma sindical contemplaba una subida del IPC+9% en dos años.
Horas acumuladas. Disfrute en forma de vacaciones a razón de 22 quincenas al mes.
Contrato relevo. Reorganización de la jornada de los 54 trabajadores que están al 85%.
Variación de horarios. Todo cambio en el servicio debía ser notificado con tiempo al comité.
Horas de negociación. Retribución de la jornada completa durante las reuniones del convenio.
El mediador dictó...
Salarios. Incremento del IPC+1,5%, además de una subida de 320 euros en la paga de marzo.
Horas acumuladas. Devolución de 22 quincenas al mes, 198 cada año hasta 2014.
Contrato relevo. Jornada al 100% desde el 1 de enero, pero de forma progresiva hasta 2016.
Variación de horarios. Los errores detectados se corregirán en el plazo de un día.
Horas de negociación. El comité tendrá derecho a percibir el día completo en este proceso.
Veolia contraofertaba...
Salarios. Congelación hasta que mejore la situación económica o, como mucho, el IPC.
Horas acumuladas. Contrato del personal suficiente para devolver 15 quincenas al mes.
Contrato relevo. Reordenación de horarios solo para quienes entren ahora en esa situación.
Variación de horarios. Algunos cambios son imposibles de prever con antelación.
Horas de negociación. Solo se pagan cuatro horas, tres por reunión y una por desplazamientos..
«Solo presiones políticas».
Son las diez de la noche del miércoles y el concejal Asier Abaunza se levanta de la mesa que ha compartido durante cinco horas con los directivos de Veolia. La compañía entró a la reunión con un 'no' firme a la propuesta del mediador en el conflicto laboral de Bilbobus. Imposible hasta ese momento transigir con la subida salarial que el abogado Iñaki Eguskizaga recomendó en el laudo emitido el lunes. Un millón de euros que «no podemos asumir». Dos días con ese discurso, resistiendo incluso las andanadas públicas del alcalde Iñaki Azkuna -«deben acatarlo, aunque haya que palmar algo de dinero», el martes; «yo exijo seriedad a las empresas que trabajan con el Ayuntamiento», el miércoles por la mañana-.
Faltan sólo dos horas para contestar de manera oficial al dictamen del mediador y la huelga indefinida parece abocada a su décimo octava jornada consecutiva de molestias a los 85.000 usuarios del servicio. Todo cambia. Lo inasumible deja de serlo y la operadora francesa no da explicaciones. Una marcha atrás que desactiva el conflicto y que el Consistorio atribuye «exclusivamente a presiones políticas». De Abaunza, se entiende, y tal vez de Ibon Areso, que hizo acto de presencia al arranque del encuentro. «Este arreglo no costará ni un euro a las arcas municipales», subrayaron portavoces del Ayuntamiento. De la 'cocina' del proceso, «que ha habido, y mucha», ni un detalle más.
Pedro Angulo calificó ayer de «pésima» la gestión del Gobierno local: «Si iba a presionar a la empresa, podía haberlo hecho antes de que empezara la movilización, no diecisiete días después». La noche de los trabajadores tampoco había sido fácil. A altas horas sonaba el teléfono del presidente del comité. Era la dirección de Veolia para comunicarle que aceptaba el auto de Eguskizaga. No había tiempo para desconvocar formalmente la huelga, así que siguió vigente la cita que, como cada mañana desde que comenzaron los paros, los trabajadores tenían a las cuatro de la madrugada a la puerta de las cocheras.
Allí reinaba la confusión. Para esa hora, algunos ya conocían la rectificación de Veolia por los medios de comunicación y acudieron vestidos de uniforme. Otros se llevaron una sorpresa y regresaron a sus casas a por la ropa de trabajo para incorporarse lo antes posible a sus puestos. «No es el mejor acuerdo», reconocía un empleado, pero después de medio mes de plante, el desgaste físico y económico había hecho mella en la plantilla. Pocos esperaban una huelga tan larga y la mera perspectiva de que pudiera prolongarse más les tenía «desmoralizados».
«Desconfianza» es la palabra que más se repite entre los trabajadores. El historial de «incumplimientos» que achacan a la empresa hará difícil recomponer las relaciones laborales. Ayer, el presidente de la representación sindical aseguraba que se mantendrán «alerta» ante cualquier infracción del acuerdo. También que serán «muy puntillosos» con el mantenimiento de la flota. «Los bilbaínos pueden estar tranquilos -afirmó Angulo-. Los conductores, el personal del taller, los miembros del comité, todos vamos a estar ojo avizor». Durante la asamblea que decidió la aceptación de la propuesta del mediador, el miércoles por la mañana, algunas voces recriminaron que el laudo no contemplara propuesta alguna sobre un asunto del que los huelguistas han hecho su bandera. Al menos, de cara al público.
A las puertas de las cocheras los conductores han denunciado con insistencia las condiciones en que los vehículos salían a prestar servicio: ruedas desgastadas, rampas para minusválidos que no van bien, puertas atascadas durante días o luces que no funcionan. Reclamaciones que preocupan a los usuarios, pero que ni estaban en la convocatoria de huelga, ni se han abordado durante la mediación.
Angulo justificaba que «algo se ha hecho» gracias a sus denuncias y que el mantenimiento ha sido «más exhaustivo» desde que comenzara la movilización. «Se han cambiado más ruedas que nunca, se han revisado todas las rampas...», enumeraba. Pero olvidó mencionar las más de cien lunas que se han roto a pedradas mientras los autobuses cumplían con los servicios mínimos.
Los 16 ataques que se produjeron durante la primera jornada de paro, el pasado 26 de octubre, hacían presagiar que el conflicto iba a ser virulento. Cada mañana de huelga, varios autobuses regresaban a cocheras con desperfectos o, en el mejor de los casos, embadurnados de pintura. El balance, 56 unidades atacadas y unos 100.000 euros en daños materiales.
La persistencia de los sabotajes llevó a la Policía Municipal a escoltar a los 'bilbobuses'. El dispositivo de seguimiento dio sus frutos hace una semana, cuando los materiales hallados en el maletero de algunos trabajadores de la compañía puso a las fuerzas de seguridad sobre la pista de los presuntos autores de los ataques. La huelga acaba de terminar, pero la investigación, ahora en manos de la Ertzaintza, continúa.

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